Libro de otras Oraciones
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Libro de otras Oraciones:
Petición de los dones

Ven, Espíritu Santo, pon en mí tu morada porque si no te muestras nadie puede encontrarte. Tú, divino Regalo y Don inagotable, Tú, Amor que te derramas y enamoras las almas.
Ven, Amigo divino, no te hagas esperar. Dame tus siete dones que todo lo transforman. Dame de esa agua viva con vuelos de Paloma que me permite obrar con plena libertad.
Ven, Espíritu Santo, con tu Soplo de fuego. Ven a los pensamientos, deseos e intenciones. Impulsa con tu fuerza todas nuestras acciones. Dame tus siete dones y date Tú con ellos.
Ven e inúndalo todo, Dios de alegre humildad. Sácame de mí mismo al darme tu Temor. Haz que adore la inmensa majestad de mi Dios y que tema alejarme de su amor y bondad.
Lléname hasta librarme de toda cobardía del don de Fortaleza, Divino Defensor, no me dejes ceder al cansancio interior, necesito tu fuerza para amar cada día.

Ven, Luz, Tú que penetras la conciencia y el alma, quiero saber, Señor, cómo darte la vida, dame el don de Consejo que todo lo ilumina, dáselo a los Pastores de nuestra Iglesia Santa. Ven y muéstrame el modo de juzgar rectamente mediante el don de Ciencia de las cosas creadas, líbrame del consumo y la vida mundana pero hazme amar al mundo apasionadamente.
Ven, Maestro que enseñas sabroso entendimiento, auméntame la fe, borra todas mis dudas, hazme gozar leyendo la Sagrada Escritura y dame a conocer tus Eternos Misterios.
Ven, Paloma, a alegrarme en mi vida de infancia, déjame perseguirte incluso por las calles, dame el don de Piedad para clamar al Padre y jugar a sus juegos con toda confianza.
Ven Espíritu Amado y hazme contemplativo. Inscríbeme en la Escuela de la Sabiduría y dame tanto Amor y Dulzura a escondidas que no pueda evitar amar a mi enemigo.
Ven, Espíritu Santo, Dador de santidad, déjame que te adore hasta parecer loco.
Quiero ser siempre dócil al aire de tu Soplo, vivir enamorado del don de tu amistad.

Amén.




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Libro de otras Oraciones:
Oración de San Ambrosio

¡Oh mi piadoso Señor Jesucristo! Yo pecador, sin presumir de mis méritos, sino confiando en tu bondad y misericordia, temo y vacilo al acercarme a la mesa de tu dulcísimo convite, pues tengo el cuerpo y el alma manchados por muchos pecados, y no he guardado con prudencia mis pensamientos y mi lengua. Por eso, oh Dios bondadoso, oh tremenda Majestad, yo, que soy un miserable lleno de angustias, acudo a ti, fuente de misericordia; a ti voy para que me sanes, bajo tu protección me pongo, y confío tener como salvador a quien no me atrevería a mirar como juez. A ti, Señor, muestro mis heridas y presento mis flaquezas. Sé que mis pecados son muchos y grandes, y me causan temor, mas espero en tu infinita misericordia. Oh Señor Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre, clavado en la cruz por los hombres: mírame con tus ojos misericordiosos, oye a quien en ti espera; Tú que eres fuente inagotable de perdón, ten piedad de mis miserias y pecados. Salve, víctima de salvación inmolada por mí y por todos los hombres en el patíbulo de la cruz. Salve, noble y preciosa sangre, que sales de las llagas de mi Señor Jesucristo crucificado y lavas los pecados de todo el mundo. Acuérdate, Señor, de esta criatura tuya, redimida por tu sangre. Me arrepiento de haber pecado y deseo enmendar mis errores. Aleja de mí, Padre clementísimo, todas mis iniquidades y pecados, para que, limpio de alma y cuerpo, sea digno de saborear al Santo de los santos. Concédeme que esta santa comunión de tu cuerpo y de tu sangre, que indigno me atrevo a recibir, sea el perdón de mis pecados, la perfecta purificación de mis delitos, aleje mis malos pensamientos y regenere mis buenos afectos; conceda eficacia salvadora a las obras que a ti te agradan; y, finalmente, sea la firmísima defensa de mi cuerpo y de mi alma contra las asechanzas de mis enemigos. Amén.




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Oración al Arcángel San Miguel para defendernos en la lucha

Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, se Tú mismo nuestro guía ante las tribulaciones, y puestos bajo tu dirección evitaremos todo lo nocivo, por Nuestro Señor Jesucristo.
Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha: sé nuestro amparo contra la maldad y las acechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el poder divino, a Satanás y a todos los espíritus malignos que andan por el mundo tratando de perder a las almas. Amén.




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Te suplico Virgen Santa

Te suplico y te ruego, Virgen Santa,
obtener a Jesús del mismo Espíritu
del que Tú engendraste a Jesús.
Que mi alma reciba a Jesús con el Espíritu
con el cual tu carne concibió al mismo Jesús.
Que yo pueda conocer a Jesús por medio de
ese Espíritu por quien Tú pudiste conocer, tener y dar a
luz a Jesús. Que hable, aunque humilde, sabiamente
sobre Jesús en ese Espíritu en quien Tú confiesas ser la
esclava del Señor y eliges que en Ti se obre según la palabra del ángel.

Que ame a Jesús en ese Espíritu en quien Tú lo adoras como Señor y lo contemplas como Hijo.




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Oración Para El Segundo Año De Preparación Al Gran Jubileo Del Año 2000, Dedicado Al Espíritu Santo

Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo del Gran Jubileo y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con fe, en la esperanza que no defrauda, en la caridad que no espera recompensa.
Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, y la culminación de la historia.

Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva.
Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.

Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu de comunión, alma y sostén de tu Iglesia, haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.

Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia y de la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones, y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la historia.
Ven, Espíritu de amor y de paz.

A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos.




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