Libro de otras Oraciones
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Libro de otras Oraciones:
FRANCISCO DE ASÍS: VIDA, ESPIRITUALIDAD, NOVENA

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Libro de otras Oraciones:
FELICITACIÓN SABATINA

FELICITACIÓN

Bendita sea tu pureza / y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea / en tan
graciosa belleza. / A ti, celestial princesa, / Virgen sagrada, María, / te ofrezco en este día /
alma, vida y corazón. / ¡Mírame con compasión! / ¡No me dejes, Madre mía!

SALUDO

Gocémonos siempre en el Señor, honrando a la bienaventurada Virgen Santa María,
Madre de Dios, Virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Predestinada antes que
todas las criaturas, Reina y Corredentora, Abogada nuestra.

Amén.

PLEGARIA

Virgen Madre de Dios, Purísima María; El que no cabe en todo el orbe se encerró
hecho hombre en tus entrañas. Después del parto quedaste virgen. Madre de Dios, intercede
por nosotros.

R Dios te salve…

Virgen Inmaculada, concebida sin pecado: Imploran tu favor los poderosos, porque
eres la más poderosa de las criaturas y la más bella de los siglos. El Señor te vistió con vestido
de santidad y te rodeó con el manto de su gracia, como a esposa adornada con sus joyas.

R Dios te salve…

Bendita eres tú, Virgen María Inmaculada, por el Señor, Dios excelso, sobre todas las
mujeres de la tierra. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú la alegría de Israel; tú eres la honra de
nuestro pueblo; tú la abogada de los pecadores

R Dios te salve…

ORACIÓN

Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo preparaste
el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser
morada digna de tu Hijo: concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración,
por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por
el mismo Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

Salve



Libro de otras Oraciones:
EXPOSICIÓN Y BENDICIÓN DEL SANTÍSIMO

Cuando asistas a esta celebración litúrgica, no dejes de hacer actos de fe y de
adoración con deseos de reparar las ofensas que se hacen al Señor en la Eucaristía. Al
empezar, suele cantarse este himno:

PANGE, LINGUA, gloriósi /Córporis mysterium/ Sanguinisque pretiósi,/ Quem in
mundi prétium/ Fructus ventris generósi/ Res effúdit géntium /

Canta, oh lengua, del glorioso/ Cuerpo de Cristo el misterio,/ Y de la Sangre preciosa
que,/ en precio Vertió el Rey /de las naciones del mundo/ Fruto del más noble seno

Al terminar la bendición se suele cantar:

TANTUM ERGO, sacraméntum/ Venerémur cérnui;/Et antíquum documentum/
Novo cedat rítui;/Praestet fides suppleméntúm/ Sénsuum deféctui./Genitóri, Genitóque,/
Laus et jubilátio;/Sálus, hónor, virtus quoque/ Sit et benedictio:/ Procedénti ab utróque/
Comparsit laudátio./ Amén.

Veneremos, pues, postrados/ Tan augusto sacramento; /Y el oscuro rito antiguo/ Ceda
a la luz de este nuevo; /Supliendo la fe sencilla/ Al débil sentido nuestro./ Al Padre y al
Hijo,/Gloria y vítores sin cuento;/ Salud, honor y poder,/ Bendición y gozo eterno:/Y al que
procede de ambos/ Demos igual alabanza./

Amén.

Oremus: Deus qui nobis sub Sacramento mirábili, passiónis tuae memóriam reliquísti:
tríbue quaésumus, ita nos Córporis et Sánquinis tu¡ sacra mystéria ve-nerári ut redemptiónis
tuae fruc-tum in nobis iúgiter sentiámus. Qui vives et regnas in saécula saeculórum.R. Amén.

Oremos: Oh Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de
tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los Sagrados Misterios de tu
Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
Redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

ALABANZAS DE DESAGRAVIO

Bendito sea Dios./Bendito sea su santo Nombre./Bendito sea Jesucristo, Dios y
Hombre verdadero. /Bendito sea el Nombre de Jesús./Bendito sea su Sagrado Corazón./
Bendita sea su Preciosísima Sangre./Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar./
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito./Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María
Santísima./ Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. /Bendita sea su gloriosa
Asunción./Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre./ Bendito sea San José, su
castísimo Esposo./ Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

LAUDATE DOMINUM

Laudáte Dóminum omnes gentes;/ laudáte eum omnes pópuli./ Quóniam confirmáta est
super nos misericordia ejus;/ et véritas Dómini manet in aetérnum./ Gloria Patri, et Filio, et
Spíritui Sancto./Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saécula saeculórum./

Alabad al Señor todas las naciones; alabadle todos los pueblos. Porque ha confirmado
su misericordia con nosotros; y la verdad del Señor permanece eternamente. Gloria al Padre, y
al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos.



Libro de otras Oraciones:
EL SEÑOR ES MI PASTOR

El Señor es mi pastor, nada me falta
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque Tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. (…)
Tu bondad y tu misericordia
me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del señor,
por años sin término.

(Salmo 22)



Libro de otras Oraciones:
EL SECRETO DEL CARDENAL MERCIER

Os voy a revelar un Secreto para ser santo y dichoso. Si todos los días durante cinco
minutos, sabéis hacer callar vuestra imaginación, cerráis los ojos a las cosas sensibles y los
oídos a todos los rumores de la tierra, para penetrar en vosotros mismos, y allí, en el santuario
de vuestra alma bautizada, que es templo del Espíritu Santo, habláis a este Espíritu Divino
diciéndole:

¡Oh Espíritu Santo, alma de mi alma, te adoro! Ilumíname, guíame, fortaléceme,
consuélame; dime qué debo hacer, dame tus órdenes; te prometo someterme a todo lo que
desees de mí y aceptar todo lo que permitas que me suceda; hazme tan sólo conocer tu
voluntad»

Si esto hacéis, vuestra vida se deslizará feliz, serena y llena de consuelo, aun en
medio de las penas, porque la gracia será en proporción a la prueba, dándonos la fuerza de
sobrellevarla, y llegaréis así a la puerta del Paraíso, cargados de méritos. Esta sumisión al
Espíritu Santo es el secreto de la Santidad.