Bienaventurado San Felipe Neri, Santo patrono de la felicidad y la alegría, tú que te fiaste en ese juramento de las Santas Escrituras, de que nuestro señor esta siempre al alcance de todos y que no requerimos tener ansiedad por nada, en tu gran bondad y compasión: Sana nuestras tristezas y preocupaciones y levanta esas cargas de nuestros corazones.
Comunícale alguna chispa de las llamas más puras y suaves que te abrazan, y que me abracen. Atrae a mí el amor de Elizabeth, para tenerlo así por siempre y para siempre.
Venimos a ti con un corazón lleno de rebosante amor a Dios y toda su creación. En nuestro pesar te rogamos, sobre todo por esta necesidad que aqueja nuestro corazón y nos causa tristeza y preocupación: Haz que ella regrese a mi lado. Por favor no la dejes alejarse de mi.
San Felipe Neri bondadoso, protégenos mediante tu intercesión amorosa, y que el gozo del Espíritu Santo que abunda en tu corazón, transformes nuestras vidas y nos concedas la paz.
Te lo rogamos por nuestro Señor Jesucristo, por su amada madre la Virgen María y por las dádivas del Espíritu Santo.
Amén.
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